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Tomado de:http://www.lyonia.org/articles/rbussmann/article_391/html/images/Figure9.jpg |
Durante el siglo
XX se ha venido observando la erosión cada vez
más acelerada de la biodiversidad. Las estimaciones sobre las proporciones de
la extinción son variadas, entre muy pocas y hasta 200 especies extinguidas por
día, pero todos los científicos reconocen que la proporción de pérdida de
especies es mayor que en cualquier época de la historia humana.
En el reino vegetal se estima que se encuentran amenazadas
aproximadamente un 12,5% de las especies conocidas. Todos están de acuerdo en
que las pérdidas se deben a la actividad humana, incluyendo la destrucción
directa de plantas y su hábitat.
Existe también una creciente preocupación por la introducción
humana de especies exóticas en hábitats determinados, alterando la cadena
trófica.
La riqueza y la diversidad de la flora, la fauna y
los ecosistemas, que son fuentes de vida para el ser humano y las bases del
desarrollo sostenible, se encuentran en un grave peligro. La creciente
desertificación a nivel global conduce a la pérdida de la diversidad biológica.
Últimamente han desaparecido unas ochocientas especies y once mil están
amenazadas. Es fácil comprender que con esta pérdida incesante de recursos está
en riesgo la seguridad alimentaria. La pérdida de la diversidad biológica con
frecuencia reduce la productividad de los ecosistemas, y de esta manera
disminuye la posibilidad de obtener diversos bienes de la naturaleza, y de la
que el ser humano constantemente se beneficia.
Cada año desaparecen miles de millones de toneladas de tierra fértil. El proceso de degradación de los suelos, su mal uso y utilización, los insostenibles modelos de consumo y la sobreexplotación de los recursos naturales, junto a las guerras y los desastres, son elementos que agravan la hambruna de más de mil millones de personas.
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